jueves, 4 de junio de 2015

AC/DC TOMA EL CALDERÓN ATM RADIO ASI LO VIO !!


La legendaria banda australiana se lució en el Templo Rojiblanco.

Que el Atlético de Madrid es el equipo romántico y rockero por excelencia en el mundo del fútbol no es más que un secreto a voces, algo que lleva la afición colchonera chutado en vena, y que provoca sensaciones únicas tanto en el mundo del balompié como en el de la MÚSICA. En la noche de ayer, el Vicente Calderón acogió el que SEGURAMENTE sea el último concierto en tierras españolas del posiblemente mejor grupo de Rock de la historia.

Rock Or Bust Tour es la gira que está llevando a cabo la legendaria banda de rock australiana AC/DC, que como no podía ser de otra forma, ha vuelto a dejar claro que su idilio con la capital española, y con el Templo Rojiblanco, es absolutamente incuestionable. Dos conciertos celebran en el Calderón, y el primero de ellos ha sido apoteósico. Más de 55.000 localidades vendidas con antelación para cada noche hacen que el estadio vibre una vez más y sea testigo de un lleno absoluto para ver en acción, esta vez no a Arda, Koke, Godín, Griezmann, Torres y compañía, sino a Bryan Johnson y Angus Young.

La banda australiana ha generado una locura y un boom del Rock en Madrid, cerca de Leganés, única localidad del mundo junto a la de Melbourne donde AC/DC tiene una calle dedicada en su honor.

Claro predominio del negro en el color de las camisetas de los PRESENTES, la enorme mayoría de ellas con el logotipo del mítico grupo, y de cuernos rojos luminosos en las cabezas de muchos fanáticos del conjunto, que convirtieron el estadio del Atleti en un infierno que subía de temperatura con cada tema de los Maestros australianos, protagonistas de la noche. Un infierno que como ellos mismos dicen, “no es mal lugar en el que estar”.

El Rock tiene garantizada su perpetuidad, y más en el Calderón. Miles de menores se dieron CITA en el Templo Colchonero para poder ver a los ídolos de sus padres, en vivo, y de cerca. Evolucionar en este caso, se considera pecado, alta traición a la autenticidad de estos gigantes de la música. Los únicos que se permiten, y siempre llegado el caso, son los que propongan los australianos, que en esta gira y por obligación debido a las circunstancias, Stevie sustituía a su tío Malcolm Young, en fuera de JUEGO por culpa del Alzheimer, y Chris Slade reemplazaba a Phil Rudd por sus problemas con la justicia.

Eso sí, todas las miradas y los focos siguen pendientes de Brian Johnson y Angus Young, que han demostrado ser tan incombustibles como el título de su nuevo álbum, y con el guitarrista luciendo orgulloso ese uniforme de colegial de altísimo poder simbólico. Los dos CONTINUAN en forma, siendo protagonistas en el escenario, con sus compañeros en la retaguardia, entre amplificadores.

No hubo grandes sorpresas en cuanto al repertorio, que arrancaba con Rock Or Bust para añadir después dos temas más de su nuevo álbum, PLAYBall y Baptism Of Fire. Para el resto, un elenco de temas cañeros e inamovibles en cada noche que AC/DC dedica un concierto a sus seguidores, acompañados por supuesto de los recursos visuales y efectos especiales que han caracterizado a la banda australiana durante casi cuatro décadas, agitando a las masas con su música, imposible permanecer quieto.

Tras un comienzo con pirotecnia, habitual en los conciertos de la banda, Shoot To Thrill empezó a hacer vibrar un estadio cuyo eco, ritmo y sensaciones alcanzaban incluso otros barrios colindantes, AC/DC estaba en Madrid, y aquello tenía que sonar a lo grande. Poco después, la temperatura y el efecto del TERREMOTO australiano aumentaron con Back In Blak y un precioso enlace entre Dirty Deeds Done Dirt Cheap, Thunderstruck y High Voltage, alcanzando otro nivel cuando en el escenario aparecía desde el techo la campana de Hells Bells, incono del grupo y del público enfervorizado, que se encomendaba a la invocación demoníaca que una vez más, como en cada concierto, proponía la banda.

Con el escenario escoltado por pantallas gigantes, éstas enfocaron al público cuando se interpretó You Shook Me All Night Long, dejando muestra de la celebración que se vivía en el Vicente Calderón en ese momento. Era impresionante. Gol de Torres al enemigo blanco en una final de Champions. Parecido.

Llegó entonces otro de los clásicos de la banda, T.N.T. sonaba para comenzar con otra explosión de euforia en todo el estadio, continuando con Whole Lotta Rosie y la icónica muñeca que representa a la protagonista del tema.

En ese instante comenzó el momento de Angus Young, paseándose por la pasarela frontal de escenario luciendo su flamante Gibson SG, antes de pasar a tocar Let There Be Rock, que se alargó 13 minutos por un orgásmico solo mientras una plataforma le iba elevando a los altares entre una lluvia de confeti, desapareciendo ante las miradas de los presentes para terminar apareciendo sobre el muro de amplificadores, lo que hizo que el público se enardeciera mientras Angus acariciaba lujuriosamente el mástil de su hacha.

En un final de película, llegó el bis con su himno inmortal, Highway To Hell, interpretado de forma sublime, antes de cerrar de forma inmejorable con For Those About To Rock (We Salute You). El público se deshacía en aplausos y vítores hacia los Maestros australianos del Rock.

La ceremonia se repetirá mañana martes, mismo escenario, el mejor del mundo, el Vicente Calderón, a la misma hora y por supuesto, con los mismos protagonistas. Y como no podía ser de otra manera, con el mismo voltaje, garantizado.

El vídeo con el resúmen presentado en la entrada es de Juan Carlos PS4, quien invita a suscribirse a su canal a todo el que le guste su contenido.

By Suso Martínez


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