La
ciudad condal no vive su mejor momento en cuanto a la música
en vivo se refiere, y para nuestra desgracia, cuando se trata de un
genero “minoritario” como el AOR, el circulo se estrecha hasta
limites peligrosos. Así que encontrarse con un cartel conformado por
dos extraordinarias bandas como 7 Almas y The Val, no sólo podría
definirse como una bendición, si no también como una fantástica
oportunidad para contribuir a mantener viva la escena del rock
melódico que se hace en este país, y que tan necesitada está de
apoyo.
Afortunadamente,
y a pesar de la coincidencia horaria de otros eventos con mayor poder
de convocatoria (Söber tocaban en la sala 2), la pequeña de las
Razz mostró una decente entrada, aunque lejos de lo que cabría
esperar teniendo en cuenta que era sábado, que el precio de las
entradas era asequible, y lo más importante; de la enorme calidad de
las bandas programadas. Pero eso daría pie a un largo debate…
Era
la primera visita de 7 Almas a tierras catalanas, y los madrileños
salieron a demostrar que más que una “joven” promesa, son una
realidad. Su excelente debut ha sido muy bien recibido por público y
crítica y la única asignatura pendiente (para quienes aún no
habíamos tenido oportunidad de verlos) era sobre las tablas, dónde
demostraron estar a la altura de lo esperado, e incluso superar las
expectativas.
Comenzaron
con “Buscando”, “Dispuesto y en Pie” y “La Diosa del
Templo”; un inicio espectacular en el que ya dejaron claro que eran
perfectamente capaces de recrear la superproducción contenida en el
disco. La voz de Israel Hernansáiz no decayó ni un instante,
cantando a un muy alto nivel desde el primer hasta el último minuto,
y el gran Oscar J. López, estuvo francamente brillante en la
ejecución de las guitarras, bordando cada uno de los elegantes solos
y riffs que han contribuido a alzar su “Nueva Tierra” como el que
bajo mi punto de vista es uno de los mejores discos de Hard Rock
(cantado en español) de los últimos tiempos. Temas como “Te
Siento Lejos”, son un claro ejemplo de la clase y el buen gusto con
el que se manejan, pues como banda quizá sean jóvenes, pero en
experiencia y profesionalidad andan sobrados.
La
sensibilidad de la balada “Más Allá” ralentizó
susceptiblemente el ritmo de la descarga, pero manteniendo la
intensidad con maestría. Y si había un tema especialmente anhelado
por su nuevo séquito de seguidores, ese era sin duda el que da
título al álbum, y en el que todos y cada uno de los integrantes de
7 Almas demuestran ser músicos altamente capacitados. Tocaron los
doce temas que componen su carta de presentación, más una versión
del popular “I surrender” de Rainbow… Y como colofón final
“Dónde está tu amor”, con la que se despidieron agradecidos a
una audiencia que no paró de corear sus canciones provocando una
felicidad recíproca en la sala, y que de buen seguro (si se da la
oportunidad), repetirá.
Podría
dar la sensación de que The Val lo tenían difícil, ¡pero nada más
lejos de la realidad! El grupo comandado por Gabrielle De Val y
Alfonso Samos, regresaba a Barcelona (dónde ya estuvieron
presentando “Back”) con un increíble nuevo trabajo bajo el
brazo, “Heading For The Surface”. El nuevo disco está cosechando
un enorme éxito en todas partes y no hay para menos, pues han
alcanzado un nivel de grandeza que puede rivalizar con las mejores
bandas de rock melódico de la actualidad. Y con semejante dúo al
frente, saldrían victoriosos con toda seguridad de cualquier
contienda.
Comenzaron
con “Wreckage of my Heart” y “Crusaders”, dos temas que
debido a una mala ecualización del sonido, no lucieron lo debido. La
voz de Gaby apenas se intuía y gracias a un par de toques de
atención al técnico, éste la puso en el lugar que correspondía,
aunque tristemente no lo hizo con la corista, cuyo trabajo pasó
bastante desapercibido por su culpa.
Por
fortuna la cosa mejoró hasta limites insospechados desde el mismo
momento en que la preciosa voz de Gaby De Val pudo brillar en todo su
esplendor… y es que pocas voces femeninas alcanzan las cotas de
belleza y elegancia que ella posee. Temas de su debut, como “Kiss
In A Dragon Night” se entrelazaron de maravilla con otras más
recientes como “My Heart Is Beating” o ese excelente medio tiempo
llamado “She’s Dumb And Blind”.
Es
evidente que junto a la privilegiada garganta de Gaby, el talento
desmesurado de Alfonso Samos tiene un altísimo porcentaje de “la
culpa” de haber logrado convertir a esta banda en algo que se
escapa de lo común; y la mejor manera de darse cuenta de ello es
viéndole tocar en directo. Pudimos comprobarlo en cortes como
“Johnny’s Got A Red Car”, a la que el guitarrista añadió una
épica introducción verdaderamente grandilocuente, y para la que
tuvo que pedirle literalmente a gritos al técnico que por favor le
subiera el teclado (sí, ¡el tipo seguía en la parra!). Pero para
mí, uno de los momentos álgidos y de mayor regocijo llegó con la
maravillosa “Stardust”, en la que Gabrielle tocó literalmente el
cielo con una sensualidad interpretativa que te enamora al instante…
y fue precisamente en ese tema donde el señor Samos volvió a
demostrar que él es un guitarrista de una categoría superior… la
parte extendida del final fue de auténtico vértigo, incluso llegó
a recordarme a la magia de genios como David Gilmour.
De
la recta final, me quedo con la inmensa “Unwritten Songs”, un
tema tan sumamente exquisito que bien podrían haberlo firmado las
mismísimas hermanas Wilson. Tras ella volvieron a “Back” con
“The Age Of The Sun” y después de una breve retirada, regresaron
arropados por los aplausos de un público absolutamente satisfecho y
hambriento de más. Decidieron repetir “Crusaders”, con la que
según dijeron, se identificaban especialmente.
Confieso
que yo hubiese deseado escuchar “Breath Me In”, pero no se puede
tener todo en la vida… Me conformaré con que espectáculos tan
auténticos, grandes y majestuosos como el que allí vivimos esa
noche, se repitan más a menudo en Barcelona (aunque sea en salas
pequeñas).
Xavi
Méndez crónica
Fran Méndez fotografia
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